La libertad en las alas

La libertad en las alas

Pero hoy

Pero hoy

Promesa de amor
fundada en un beso.
Cuánto hay en el firmamento
para los dos.
Las manos ya no se soltarán,
estamos unidos
por una idéntica necesidad.
Las distancias se acortaron,
por sueños concretados.
Una paz melancólica
reina entre tus brazos.
Déjame por favor,
descansar en tu regazo,
este desosiego
en mis pies descalzos.
Amanecerá,
mañana amanecerá,
el silencio desaparecerá,
muchas cosas cambiarán.
Pero hoy,
no me importa mañana,
es por eso que te pido…
quédate esta noche conmigo.

Nuestra tormenta

Nuestra tormenta

Hierves mi ser
dulce beso de tormenta,
en nubes tempestuosas
capaces de capturar,
mi corazón.
Ilumina este momento
con miradas fugaces
luz de relámpago,
ansiosa sed,
de grito cual trueno
en gemido final.
Entonces,
diluvias tu hambre en mi,
escondida humedad,
que quedas sometida
a este viento en remolino
que algunos llaman amor.

Vos

Vos

Vos sos,
un reino prometido,
un deseo concedido,
la suerte sin azar,
las notas de mi música,
la prosa en mi poesía,
la tierra virgen por conquistar.

Vos sos,
la luna en plata,
mejillas rosadas,
caricia labial,
sos un océano dulce,
de donde bebo tu bondad.

Vos sos,
el trueno en mi relámpago,
la cumbre a escalar,
un joven vino por saborear,
y un corazón salvaje
para domar.

Vos sos,
la piel furiosa,
la sangre loca
de miel y sal
lo que me hacía falta,
lo que buscaba
conviviendo en soledad,
vos sos el laberinto
de sueños vívidos,
con la salida impronta
que me da tu amar.

Amor mi atardecer

Amor mi atardecer

Viajemos juntos por la libertad
desatada,
en este horizonte,
de hermosos
atardeceres perpetuos
y miradas soñadas.
Viajemos juntos
por nuestra isla romántica
de besos transparentes
y cálidos susurros,
buscando las metáforas
de la vida entregada
a quien más me ama,
simplemente tú
mi adorada,
porque a través de tu vida,
me estás dando la mía.

Lágrima

Lágrima

No te escapes
lágrima viajera
de corazón a mejilla,
y de suspiro a sentimiento.

No te desperdicies
en dolores
cuando un alma
te regala esa esperanza
de volver a amar.

No te fugues
dulce gota de verdad
no vale la pena,
entregarte sin pelear.

Corazones hambrientos

Corazones hambrientos

Fantasía atrevida
de armonía roja
y nacida en rosa,
encaje y secretos,
la noche y deseos.

Escarbamos la piel,
el calor
empieza en tu boca
y termina en tu ser.

Déjame expresar
todo lo que siento
por ti mi mujer.

Bailamos sin música,
el ritmo supura,
las caricias apuran,
con la caída de tu blusa.

La virilidad empuja intrusa
porque la humedad
le da la excusa,
para convertir a este momento
en la más fatídica locura.

El cuerpo desgarra al aire
salpicándolo en gemidos,
llego el tormento más temido
en que desfallece la sangre,
de estos corazones salvajes
que solo buscan saciarse. 

Busca tu verdad

Busca tu verdad

Una lágrima nacerá
cada vez que tu corazón
suspire un pálpito de tristeza.
Pero también nacerá
una nueva oportunidad,
porque mereces
sentirte plena.
No mires sobre tu hombro,
las respuestas que buscas,
están al frente.
Lo pisado,
ya es solo eso,
tu pasado,
pudo ser esplendoroso,
pudo ser muy doloroso,
pero la vida,
si la dejas,
te enseña a filtrar
lo que nutre
tu bienestar.

En las personas
habita la cobardía,
como habita la malicia,
pero el alma
siempre busca la verdad,
entonces,
encuentra tu verdad
y siempre aparecerá la bondad,
esa que te inspira,
esa que necesitas,
para que
por sobre la nostalgia,
logres al fin triunfar.

El comienzo de una historia

El comienzo de una historia

Con el cruce de miradas
fue más que suficiente,
pero  completaste el encanto
con la mueca de tu preciosa sonrisa.
Me acerque altanero,
sin miedo
seguro de mí
y te invite.
Y así terminamos embriagados,
no por el vino,
sino por la química
que intoxica al tener piel.
Aquella noche de destinos escritos,
la hermosa música,
suave,
de notas y románticos compases,
nos envolvía en clima.
Nos comunicábamos
con tímidos gestos
y ojos picaros
de esquivos motivos.
Mientras jugabas con tu cabello,
rompí el silencio,
que no era incomodo,
sino intimo, sensual,
con preguntas de tus cosas,
y sonreías, contestabas, preguntabas,
yo no podía dejar de mirar tu boca.
Y así los minutos llamaron a la medianoche,
con la dulzura de tu voz
y lo salvaje de tu escote,
se hacía tarde,
todo siempre se acaba.
Te acompañe hasta un taxi,
nos dimos mutuamente las gracias,
de nuevo tu sonrisa me conquistaba.
Dispuesto a no perderte
y con el temor de ya no verte,
junte coraje
tome tus manos
y muy despacio me acerque,
primera cita,
me comporte atrevido,
y te bese.