He navegado con manos de maderas astilladas
y por cuerpos duros
de aspereza coralina.
Me he perdido
por besos impetuosos
que me empujaban hacia altamar,
allí, donde la inmensidad
de la nada avasalla el alma
y profundiza los miedos,
allí, me encontré solitario,
rodeado solo de agua salada.
Todo mi ser es hamacado
por el vaivén de la marea
que me empuja sin rumbo,
hipnotizado,
por una luna pálida
reflejada en azules
de siluetas imperfectas.
Mi corazón
como bote sin vela
inevitablemente naufraga,
por puertos vacios
de silencios con penas.
Ahora sé
que este viaje
por horizontes inciertos,
de una vida que me arrastra
hacia tempestades y tormentas
de caótico clamor,
tenía un solo destino…
Encallar
en la seguridad de tu bahía
donde mi corazón sin brújula
queda anclado a tu amor.