Exhaustos,
postrados en tu abdomen
quedaban enamorados mis deseos.
Las caricias sin flojeras
buscaban tus besos con el afán
de las apetencias urgentes,
que se destierran de mi boca.
El cielo aspira a envolverme
en el dulce comezón
de este corazón,
que te ambiciona perpetua
en cada latido y su pulso
haciéndote su dueña.
La espera de mi piel, por tu piel
enciende las fábulas mas locas,
amparadas por las fantasías,
cuando me carcome ésta pasión
por hacerte mía.
A tus pies derramo mi aliento
de ensoñación en primavera,
blandiendo mis sentimientos abiertos
y profanando el reinado del tiempo.
La flor se desnuda con timidez
y su efluvio me sujeta
al ardor del amor,
mancillando por completo mi carne,
que se humedece;
haciendo insoportable esta sed.
Al fin los ojos se unen
con la mirada enfrentada,
el arte de la entrega se consume
sin vergüenzas ni porqués;
los adioses quedarán huérfanos
porque nos quedaremos,
entre nosotros envueltos,
allí donde nuestros cuerpos
y su ansias,
han encontrado...
su tórrida morada.
De Sol Elk
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