me tiene bajo su yugo
y el misterio del sentir
se revela con tus manos.
Compartir
juntos el desayuno
me parece una dulce promesa.
Nos encontramos
envueltos en el manto negro
de estrellas y secretos.
Hasta tus
labios se sonrojan.
El titubeo
de las palabras
se confunden
con gemidos.
Mis venas arden
mi cuerpo sabe
que ha llegado la hora
de amarte.