Rehén
Soy rehén de mi corazón
pues estás en esta vida
y absorto por tu existencia
se me ahoga la razón,
en una enamorada demencia.
Soy tu rehén
y lo sabes,
pues mis palabras
tienen un solo destino
así como mis manos,
saben todos tus caprichos.
Soy rehén del algodón y la seda
de la madrugada y la mañana,
de tu piel humedecida
y la pasión de tus caricias.
Soy rehén de un beso,
de una copa de vino
derramada en tu pecho,
de tu espalda entregada
y del amor al acecho.
Soy rehén de tu boca
de tu piel y sus mareas
de tus filosofías
cuando transgreden lo mortal
y de tu cuerpo cuando se desviste…
con la ternura de un vendaval.
De Sol Elk