La libertad en las alas

La libertad en las alas

Amor soberano en flor

Amor soberano en flor

Flor renacida
en los campos de la esperanza,
tus pétalos se abren al sol
y te entregas por completo a su calor.

Siempre supiste el secreto de mis ansias
y el perfume de tu néctar
me cautivaba sin rodeos,
para embrujarme con su sensual fragancia.

Juntos plantamos versos y regamos sueños,
esperando nuestra primavera anhelada,
aquella que nos hace libres
para arrojarnos a la tempestad
del cuerpo irritado por el deseo,
donde cada pálpito
es un jadeo de tu alma al viento.

Se estrechan nuestras raíces agarrándose fuerte,
hasta volverse una sola,
una perfecta,
hambrienta,
expectante,
por convertirse en lluvia
para dejar que esta corriente fluya,
enardeciendo la piel
y que los labios sean la miel
del delirio provocado
por las fantasías
que nacieron como pensamientos
pero que por tu amor soberano
se volvieron sentimientos.

Mi refugio

Mi refugio

Mi piel quiere encarnar
en la electricidad
que produce tu cercanía.

Sentir la pasión
en una ráfaga de ternura,
en cada fibra que transpira,
y lo produce tu calor.

Me enredo en el manantial
de tus piernas,
ardidas,
por las caricias del juego previo.

Las manos que descubren misterios
sin importar que los gemidos
rompan el silencio,
en la oscuridad de estas paredes.

Siento hambre
y me devoro tu boca
alimentándome el deseo.

Ahora mi ímpetu delirante
es intruso en tu valle de amor,
allí,
donde más me quema tu cuerpo,
y donde mi alma se entrega desnuda
encontrando lo más perfecto del mundo,
en donde más me siento seguro,
en tu ser…

en mi refugio.

Como sólo tú lo eres

Como sólo tú lo eres

Transcurrieron muchos años
y juntos corrimos de la mano,
cuando la lluvia nos atrapaba
por esas calles
que a veces parecían infinitas.

Jamás nos detuvimos,
aún si las gotas nos golpeaban en la cara
o si al pisar estaba resbaladizo,
pero tomados de la mano
nunca nos caímos.

Siempre sembramos con optimismo,
esperando en positivo
y así vimos nacer
a nuestras tres hermosas flores.

Entre los dos levantamos muros
para frenar al viento
y refugiarnos de sus ecos,
año a año cultivamos sabiduría
y esperanza
juntos, siempre juntos,
soportando embates hombro a hombro,
abrigándonos cuando se puso frío.

Y hoy, después de tantos otoños y primaveras
en nuestro hogar nos anochecen las estrellas
y el amor es parte infaltable y constante entre los dos,
porque tú me seguiste amando
aún cuando viste lo peor de mí
y yo me sigo enamorando al verte crecer fuerte y hermosa
con cada mañana,
con cada mirada,
con cada enseñanza, que me dejas.

Siempre estuviste firme conmigo
impartiendo felicidad a la familia
equitativa y justa,
sincera y altiva,  
así como sólo tú lo eres

esposa mía.

Tan dulce sentencia

Tan dulce sentencia

Ese lunar
que adorna el lecho de tu boca,
rompe mi realidad
con fantasías atrevidas y alocadas
que no me dejan en paz.

Tus ojos negros treintañeros
que han soñado tanto
desnudan miradas lascivas
con cada pestañeo.

Tu pelo alborotado por la inercia
de cada movimiento,
estruja a mi piel,
para sacarle cada hálito de deseo.

Contigo los momentos no son fugaces,
sino que corren en secuencia
haciendo hervir mi sangre,
que acepta adicta, tan dulce sentencia.

Cuantas veces divagué
por tu perfume natural
ese que empapa mi cuerpo
para hacerlo transpirar.

Y tus manos,
tus manos son el infierno
que siempre me provocan pecar
porque me queman
estos sentimientos furiosos
que me ahogan en tu mar.