Bendita tú
Bendita sea tu mirada,
porque son tus ojos,
los que me arrullan el alma.
Bendito sea el destino
que en tu navegar, te hizo encallar,
en mi vida, con la suerte del atino.
Benditas son tus manos
que alivian mis heridas, rescatando
a mis lágrimas, de los crueles pantanos.
Benditos sean tus labios
que me cubren de besos,
cuando son los colmillos de la soledad,
los que me tienen al acecho.
Bendita es tu risa
que rompe con la oscuridad inquieta,
iluminando a mi ser escondido,
cuando la existencia opaca su brillo.
Benditos son tus cabellos
que me reciben como aposento,
hipnotizándome con su perfume
cuando te hago el amor y sueño.
Benditas sean tus piernas
y la suavidad de tus caderas
porque mi piel tiene el calor de ese muelle
donde no zozobro, por la pasión refulgente.
Bendito sea el tiempo
por cada segundo
que compartes conmigo,
liberando a su felicidad
al ave salvaje que hay en mi corazón,
aprendiendo a volar,
aprendiendo del amor.
De Sol Elk
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