La noche la nombra
La noche huele a ella
sus manos están ausentes
y es que quizás ya no conoce
el camino hasta mi alma.
En la horas pavorosas
me mantiene despierto
este fuego doloroso,
que habita en la soledad de mi morada.
En las penumbras de mis letras
están huérfanos los verbos
porque mi boca ya no siente,
el calor errante de sus besos
Sus aromas con nostalgias
me trepan por la ropa
pero mi almohada cuando llora,
es el perfume que mas me sofoca.
La noche la nombra,
el invierno no perdona
y esta ese frio indómito,
por todos mis confines.
La luna se oculta
tras un desierto de nubes
y las indóciles paredes
son las carceleras de mi sentir.
Aún mis dedos recuerdan sus caderas
mis labios todavía tienen el tormento
del amor y sus relámpagos,
de lo pequeño y lo infinito,
de la delicia genital y su jardín,
de la sangre corriendo con furia
porque ella me llena de ataduras,
en cada páramo de mi piel.
De Sol Elk
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