Al otro lado de la ciudad
Inhóspitos alientos con sus pasos
labran veredas y avenidas,
son transeúntes en el tiempo con sus vidas.
Las libres melodías de tantas voces
matan a todo silencio,
con una tarde de septiembre hermosa,
que ve palpitar a la ciudad como mosca.
Oh Amor…!
que me llevas inconsciente
por los caminos de su cuerpo,
cada recuerdo de ella es un beso
marcado en mí,
como una herida hasta el hueso.
La experiencia es la facultad de aprender,
y nunca una caricia es igual,
así lo aprendes, cuando tocas a una mujer.
Los edificios firmes como soldados;
mirar al cielo me hace sentir por momentos alado,
pronto llegaré a esa puerta marrón
que esconde detrás la felicidad,
porque ella me espera con la piel en libertad,
allí…
del otro lado.
De Sol Elk
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