Tus uñas me queman la espalda...
No me importa
que el sol haya naufragado
en un ocaso de diciembre tenue;
mi carne quema a tu carne
y tus piernas florecen.
Si sonríes
siempre sabré donde estas,
porque me guías,
cuando las horas se acercan
y corren al tiempo,
pero tú sigues bella.
Eres mi todo
siempre serás una de las estrellas
de la noche que aguarda silenciosa;
cuando necesito verte,
cuando necesito sentirte,
cuando necesito que gimas,
cuando necesite tocarte,
te necesito;
aquí estás…
y amanece el ansia
de la pasión humedecida,
yo tengo tieso el corazón
y tú la excitación sin rubor
pues ambos sentimos,
lo que es el amor.
De Sol Elk
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