Juntos por la ciudad
Abrazados,
surcando peatonales,
donde las personas,
cruzan destinos
con el andar presuroso
de llegar a casa.
Las estrellas de neón
y las lunas en marquesinas
nos dan brillo
en esta noche de paseo,
porque hacemos sólo eso,
estar juntos,
y deambular sin despegarnos,
pues bailamos,
nuestro propio ritmo al caminar.
La ciudad protesta con bocinazos,
coches que braman sobre el asfalto,
esquinas tumultuosas
cobran vida al cortar el tránsito.
Se escucha música escapando
de entre las fauces de un local
y me detengo,
quiero recordar este momento con un beso.
Y así la madrugada
nos persigue hasta un bar,
con mesas donde están agazapadas
tantas anécdotas trasnochadas.
Nuestras miradas cómplices
entre cafés y cognac,
estamos entre secretos y susurros,
porque lo que nos decimos
es solo para nuestros oídos
y así hablamos por horas,
moví la silla para estar más cerca
y nos conocimos un poco más.
Largo la lluvia su carrera,
la puerta de madera y de cristal
se abre,
y una señora que vende flores
con su canasta de mimbre
corona nuestra mesa
con una rosa hermosa,
que ahora es sólo tuya
porque siente la atracción de tu esencia.
Amaneció,
sigue lloviendo
pero abrazados
nos aventuramos de nuevo
por estas calles
que para siempre,
guardarán nuestro recuerdo.
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