La libertad en las alas

La libertad en las alas

Deliciosa condena

Deliciosa condena

Celos escondidos,
en frases sin decir,
suena el reloj
marcando la hora,

del hasta luego.

No quiero dejarte ir
indómita fragancia
que me conquistas,
y me haces que tiemble
con templanza,
  
como si no te extrañara.

Y así  me dejo flotando
en la marea de mis deseos,
hechicera,
de embrujos endemoniados,
pero dulcemente angelicales,

a la vez.

Con tu voz retumbando
en mis pensamientos,
diciéndome que eres mía,
corro la cortina,
para mirar la noche
buscando que una estrella,
se inspire;
suspire,

por ti.

Pero la verdad es una sola;
es mucho lo que te extraño
esta noche me haces falta,
¡en mi vida me haces falta!
pues voy a llorarte
corazón que escapas
de mi sangre,

acostumbrada a tu sentir.

¡Sí!  acostumbrada,
a ti, mi musa de mil mareas
y de un millón más,
en sagrados besos
desatando sus tormentas;

amor soberano,
que gobiernas sobre mi piel

y me condenas…

De Sol Elk

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