Donde no muere la pasión
Ardido entre tu piel,
como en un sollozo,
explotabas presumida
en lo intenso,
de la ansiedad.
Ya no habrá medicinas
sólo la desnudez,
de la verdad.
Quedarme quieto,
era imposible
si me empujabas,
con la marea,
de tu excitada,
voracidad,
esa donde naufraga mi alma
hacia el centro,
de tu espiral.
Al final,
la pasión no se acaba
sino que desacelera,
para tomar vuelo,
una vez más,
y una lágrima dulce
de tu emoción,
cae mucho más pesada,
que una gota de sudor.
Llevaste a mi cuerpo al extremo
de la avidez pura,
del amar,
de un sentimiento inquieto
y delicioso
que sensualmente buscabas,
desencadenar….
De Sol Elk
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