La libertad en las alas

La libertad en las alas

Renacen las mañanas

Renacen las mañanas

El silencio no tiene rostro,
alguna vez mi vida
heredó la soledad,
pero un racimo de tu fuego
avivo mis cenizas
y me alimento
como un recién nacido.

Ya no sucumbían las flores
por promesas falsas
y supe caminar descalzo
sobre lo pedregoso
de esta vida llena de incógnitas
y nostalgias.

Supe ser fiel a mi valentía
pues tu corazón de verano
disipaba el invierno de mi dolor.

Ahora la marea no borrará
mi huellas sobre la arena,
y aquel ruiseñor forastero
se quedará para siempre
compartiendo su cantar en mi vuelo.

Supiste como entrar en mi fortaleza,
en mi guarida,
donde reinaba la penumbra,
ahora soy un hoguera
y me envuelvo como enredadera
en tu alma perpetua.

Los crepúsculos son nuestros
como lo es el deseo,
tus ojos no me son ausentes
y tus labios
ya son parte de mi frenesí,
pues tengo un retazo del sol
entre mis manos
y los designios de las penas han callado.

Hoy la vida tiene otro color,
las mañanas renacen
con un delicioso sabor,
abriste los caminos
entre las hierbas del pavor
y por ti,
mi corazón galopa brioso

por los campos de tu amor.

De Sol Elk

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