La luz del alba nos descubrió abrazados
pues la carne del destino fue la que nos unió.
Soy culpable de enamorarme sin prudencias
y muchas veces para muchos
este sentir embriagador fue escandaloso.
Pero el corazón tiene rumores impostergables
que luchan contra la desidia y la razón.
Así me entregué a sus estímulos
abrigando en mi alma su calor.
Hoy la vida se hace interminable
con la repetición de nuestro amor.
Empiezo a entender de qué se trata ser feliz,
y aunque entre bosques de ladrillos
vague incansable la soledad,
yo en tus labios y en tu mirar
pude albergarme sin miedos,
y en completa libertad.
De Sol Elk
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los visitantes pueden comentar.
Para comentar seleccionen la opción "ANONIMO" si es que no tienen cuenta. Dejen su nombre en el texto, si quieren. Todos los comentarios buenos o malos son bienvenidos.