Mi cotidiano pensamiento

Mi cotidiano pensamiento

La tele estaba encendida
pero yo no la veía,
pues mi pensar escapaba
por la ventana de la casa.

La taza sobre la mesa
aún humeaba,
afuera los motores
y bocinazos sonaban.

Imaginaba tu sonrisa,
con la geometría de las estrellas,
mientras los perros ladraban
confundiéndose con voces humanas
y músicas lejanas,
dando forma al barullo
de una nocturna Córdoba y ufana.

Pero en el interior,
aquí,
hay cierta paz
pues la fusión de tinta y papel
consigue alejarme
del estruendo cotidiano
entre grises arboledas
de piedra y arena.

Pienso en vos…
Pienso en vos…
No dejo de pensar en vos…

Mi boca tiene una benévola furia
que se me confunde
con una incomparable sed,
porque mi piel tiene su memoria
y las secuelas son frescas,
de una recién pasada euforia.

Por eso un escalofrío
me llena el cuerpo de regocijo
y tus recuerdos en mí borbotean
sin darme aviso,
sin darme descanso,
pues sin darme cuenta,
suspira mi corazón sin remanso.

Mi mente trata de alcanzar tus latitudes,
busca tenerte aquí,
conmigo,
para que me ayudes a devorar la vida
y a digerir heridas,
para que nos conectemos
una vez más con el amor
ese tan especial y tan hermoso
que con solo probarlo
te invade de antojos.

Te pienso;
te necesito
para que nunca
se rompa el encanto
porque sin dudar
quiero envejecer…

mirándote a los ojos.


De Sol Elk